Sé sepultado con Cristo,
después de inmolar voluntariamente tu carne de pecado;
y resucitará en el Espíritu,
la Nueva Criatura del bienaventurado.
Ser discípulo del Señor,
es la libertad en plenitud;
y no cabe mayor honor,
que tu huella sea reverente a la Eternidad de su Luz.
La Santidad,
solo por Jesús es medida;
y desde la contemplación de su Verdad,
bendecida.
Si tu corazón, en el Espíritu de Jesucristo, siente;
no perdonará una vez,
sino setenta veces siete.
Y no habrá en ti duda ni sombra de altivez.
Si por la Gracia del Señor,
eres salvo:
tu altar lo edificaste con amor,
y ha sido guardado por la Unción de su Manto Santo.
Paz de Cristo
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