Busca la solemnidad
en el Señor Jesucristo,
porque en su poder de Eternidad,
Él es Espíritu.
Por su Palabra,
fue el Universo creado.
Y a ti: su semejante ser, al que más ama,
justificó el pecado.
Encendamos la lámpara de la oración,
para que pueda prevalecer
en nuestro corazón,
la Luz inextinguible de Jesús, y en las tinieblas poder ver.
Sea solemne tu pensamiento,
cuando visite el Lugar Santísimo;
y póstrate en el altar, sediento,
suplicando Agua Eterna al Altísimo.
Dale las gracias al Señor,
en la vida y en la muerte;
porque Él es el todo Hacedor,
del pensamiento solemne.
Paz de Cristo
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