La senda evangélica, es tangible
por el Espíritu.
Predicad al Infalible;
y decid, heme aquí, para dar la Gloria a Cristo.
El llamado de mayor gozo,
se hace presente en el Nombre de Jesús.
El Trono de la Gracia,
desbordó al río seco;
porque sobrenatural es su Luz.
Por el poder de la alabanza,
todas las cadenas fueron rotas.
Oh Cristo Jesús, Tú proclamaste la Nueva Alianza;
y al ser el Cordero Inmolado, por tu Preciosa Sangre derramada se convirtieron las almas idólatras.
Ofrenda tu vida;
moldeada fue por las manos del Santo Alfarero.
Y será bendecida,
por ser digno predicador, del que es el Primero y el Postrero.
Oh Señor Jesucristo, en tu presencia,
la tempestad se vuelve brisa Santa.
Y el perdido, por tu misericordia de excelencia,
se transformó en una vasija salva.
Paz de Cristo
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