En la nebulosa del pecado, oh Cristo,
no se nos revela tu Nombre.
Solo el Oleo Santo del Espíritu,
de su gran poder nos unge.
Cimentar vuestra generosidad,
en no desvelar lo que hizo la mano izquierda a la memoria de tu diestra.
Oh Señor, nuestro secreto ha de comparecer ante tu Verdad,
que es provisión de la balanza Eterna.
Soltad todo lastre de las tinieblas,
para ver Luz en el horizonte.
Oh Señor Jesús, el Reino del que Tú hablas,
ha convertido a nuestro corazón en perenne zarza ardiente.
El arrepentimiento,
es condición indispensable.
Has de llegar a las moradas del Firmamento,
con Santidad irreprochable.
Oh Señor Santo, nos has acercado tu Gloria,
con la Palabra de Eternidad.
Guardanos en victoria,
para ver tu Santa Faz.
Paz de Cristo
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