Oh Cristo, en ti confiaré,
cuando decidas mi muerte.
Y en ti viviré,
tras ser arrebatado al Cielo eternamente.
Oh Señor Jesucristo, me negaré a mi mismo,
y seré tu auténtico siervo.
De continuo me arrodillaré en el Lugar Santísimo,
para adorarte, en espíritu y en verdad, Dios Eterno.
Oh Cristo Jesús, a tu excelso amor
estamos asidos.
Oh Señor,
y por ti seremos bendecidos.
Todas tus moradas
son conocidas por el Santo Espíritu.
Nunca serán conmovidas,
por ser nuestro destino de Gloria en Jesucristo.
No sabemos el dia y la hora.
El arrebatamiento se cerca.
Dios, no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Paz de Cristo
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