Oh Cristo, tu mensaje se oye a través del silencio,
que guarda el yermo desierto.
El Todopoderoso eco nos busca con apremio,
para ver la solemne Gloria de tu Rostro Eterno.
Oh Señor Jesucristo, tu voz es audible,
si la transcribe el espíritu.
Y siempre perceptible,
en la literalidad del Sagrado Escrito.
Oh Señor, la Palabra no pasará.
Predicada ha de ser con Unción.
Hasta la última tilde se cumplirá,
en el Cielo Nuevo de nuestro corazón.
En todo lugar,
daremos a conocer las Buenas Nuevas.
Y el mundo podrá amar,
al haber proscrito, oh Redentor, todas las alienantes contiendas.
Proclamad a los cuatro vientos,
que Cristo vive.
Oh Salvador, del Agua de la Vida estamos sedientos;
y queremos ser saciados de la Eterna Gracia, que tu Santa Voz bendice.
Paz de Cristo
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