LA SÉPTICA PERVERSIÓN DEL SER HUMANO, DESECHA TU SAGRADA PALABRA, OH CRISTO

•  Jesús, dijo: Porque de tal manera amó  Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 
• Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 
• El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 
• Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
• Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
• Mas  el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
• Oh mi Cristo, todos tus preceptos biblicos son de bendición a la sordidez del alma,
• porque en ella propician la fe.
• Y han de dar ejemplo al mundo, oh Señor, tus siervos consagrados;
• para concernir al perverso de las obras santas,
• y con fervor ser obedecidas,
• por los espiritualmente desnortados.
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• Oh Sumo Alfarero, 
• todo vaso que quiera salir de su extravío, habrá de postrarse a tus pies con adoración; no sin antes, haber sido moldeado por tu sobrenatural rueda.
• Y será a la sazón un nuevo  nacimiento, 
• capaz de ofrecer resistencia a la más inmunda prueba. 
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• Oh Alto y Sublime, 
• el que se somete a tu gracia santa,
• ha de velar y orar de continuo para estar firme,
• y no verse sorprendido por la demoniaca asechanza.
• 
  
• Oh Cristo Jesús,
• a sabiendas de que éramos empecinados pecadores;
• no diste un paso atrás, para redimirnos con tu santísima vida en el más execrable sacrificio de cruz,
• habiendo derramado tu majestuoso perdón sobre tus viles escarnecedores. 
• 
  
• Oh Hijo del Hombre, 
• Tú arrebatarás indefectiblemente a la amada Iglesia sin arruga y sin mancha.
• Pero únicamente elevarás contigo a las nubes, oh gran Dios, a las benditas almas que se hayan consagrado a tu glorioso nombre, 
• para vivir en la eterna e inexpugnable morada. 
•                       Paz de Cristo