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viernes, 23 de junio de 2023

NO EXISTE OTRO DIOS FUERA DE TI, QUE HAYA DADO SU VIDA POR TODA LA HUMANIDAD; Y NOS MINISTRE EL CONOCIMIENTO BÍBLICO PARA SER SALVOS, OH CRISTO

  • La Biblia dice: Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
  • Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 
  • Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Éste es el primer mandamiento. 
  • Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. 
  • Oh mi Cristo, y para los siervos consagrados, 
  • que en tus bíblicos preceptos tienen fe;
  • Tú, oh Señor, eres el único Dios manifestado en carne.
  • Y para nuestra salvación eres el Fundamento,
  • que redimió y justificó nuestros execrables pecados, 
  • con su sacrificio en  la cruz del Calvario; y el nuevo pacto de la gracia, oh gran Yo Soy, lo sellaste con el derramamiento de tu preciosa sangre. 

  • Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 
  • Si me conocieseis, también a mi Padre coneceríais: y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
  • Tú eres el Rey de la gloria, el primero y el último, el principio y el fin, 
  • oh Santo, oh Eterno. 

  • Oh Hijo del Hombre, 
  • Tú nos concerniste de celestial excelencia, 
  • para ser dignos heraldos, oh Rey de reyes, de tu majestuoso nombre;
  • y es que, solemne gracia de salvación es su gloriosa presciencia.

  • Oh Alto y Sublime, 
  • asidos estamos de tu excelsa diestra.
  • Porque el que de santidad se reviste,
  • verá, oh gran Dios, tu faz eterna.

  • Oh Cristo Jesús, 
  • la incredulidad lastró a las almas; 
  • porque de tu muerte y sepultura las multitudes estaban avisadas, oh Altísimo; pero que fueras el primogénito de los muertos resucitado, estaba fuera del alcance del ser humano, por tratarse de la gloria celestial, oh Sumo Redentor, hecha manifiesta en tu sobrenatural e inconmensurable luz.
  •                         Paz de Cristo 

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