PURIFICA CON DESMESURA TU ALTAR EN CRISTO

• La Biblia dice: Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción heredará la incorrupción.
• He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
• en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
• Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
• ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
• ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 
• Mas gracias sean dadas a Dios, que nos ha dado la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 
• Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
• Oh mi Cristo, Tú amas a los de humilde corazón, 
• que son los santificados;
• para ser en el día postrero, oh Señor, tus hijos bienaventurados. 
• Oh Rey de reyes, los siervos que traspasarán el umbral de tu gloria,
• serán todos los heraldos que testificaron, y fueron hacedores de la Sagrada Palabra en tu bendita memoria;
• y anhelan ser probos discípulos del gran Rey.
• Cíñeme tu verdad, oh Santo Espíritu; 
• y haré que el Evangelio de la gracia, sea percibido por el corazón del profano.
• 
  
• Oh Santo de Israel, 
• se desconoce el sinnúmero de milagros, que se iban produciendo en pos de tus santísimos pasos;
• porque por su inconmensurable fe,
• eran prodigiosamente sanados. 
• 
  
• Oh Hijo del Hombre, 
• sabemos que el arrebatamiento de tu amada Iglesia, será en un exiguo tiempo. 
• Y el que invocare solemnemente tu majestuoso nombre, 
• este morará en el glorioso firmamento. 
• 
  
• Oh Cristo Jesús, 
• contemplar espiritualmente tu sobrenatural gloria,
• es vivir en plenitud,
• la celestial victoria. 
• 
  
• Oh  Cristo Redentor, 
• ofrendarnos con tan inusitada piedad tu vida en la cruz;
• es poder palpar tu excelso amor,
• con la más grandiosa e inmarcesible luz.
•                     Paz de Cristo