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jueves, 15 de junio de 2023

LAS PROMESAS SE CUMPLIRÁN SIEMPRE EN TU TIEMPO, OH CRISTO

  • La Biblia dice: Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 
  • El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 
  • Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 
  • Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,
  • esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!
  • Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 
  • Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. 
  • Oh mi Cristo, tu estela bendita sirve de guía, 
  • al espiritualmente sediento. 
  • Y por tus genuinos heraldos, a lo largo y ancho del mundo, las Sagradas Escrituras serán predicadas,
  • para dar de gracia, lo que de gracia pudimos recibir.
  • Pero los cielos no santificarán,
  • a los tibios llenos de impudicia;
  • y por tanto, contrarios a la santísima verdad. 

  • La Biblia enseña: Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.
  • Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. 
  • Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. 
  • He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados;
  • produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré. 
  • Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. 
  • No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos. 
  • Oh Rey de reyes, tus santos siervos serán glorificados. 
  • Y no habrá ninguno de ellos, que por tu excelsa diestra fuere desechado.
  • Sin embargo, al que sea de perdición, 
  • al que obedece a los instintos malvados, 
  • a este desecharé;
  • e irá al lago de fuego, 
  • que es el lugar de vergüenza y confusión por la eternidad para los malditos.

  • Oh Sumo Hacedor, 
  • guárdanos del espíritu pusilánime y cobarde.
  • No permitas que el maligno impregne nuestra alma de su séptico hedor, 
  • para caer en el obscurantismo de su muerte.

  • Oh Cristo Redentor, 
  • no sería explicable tu muerte, sepultura y resurrección, sin que la perversa maldad del impío, tuviera que lacerar y crucificar para su propia redención, tu cuerpo santo.
  • Y fue por tu excelso amor,
  • oh Rey de la gloria, por lo que tuviste conmiseración del ser humano, y para darle vida descendiste de tu eterno santuario. 

  • Oh Sumo Alfarero, 
  • en tu sobrenatural rueda, 
  • a puesto su esperanza para ser un vaso nuevo;
  •  si de gracia, oh Señor, le hace incorruptible la sagrada senda.
  •                   Paz de Cristo 

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