LAS MAQUINACIONES INMUNDAS DE LA CARNE SE CURAN EN CRISTO

• La Biblia dice: Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 
• Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
• porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 
• Porque todos los que son  guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
• Oh mi Cristo, nada es oculto al cielo de lo que hacen tus siervos;
• y contristará sobremanera al Santo Espíritu, lo que pudieren maquinar en relación con lo infame;
• porque trapos de inmundicia seréis,
• siendo diametralmente contrarios a los siervos consagrados.
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• La Biblia enseña: No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 
• Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo.
• Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
• Oh Santo de Israel, 
• el eco de tus palabras eternas, resuena hasta en lo más ignoto del universo. 
• Y es que, oh Señor, tu agua viva, correrá por el interior del discípulo probo que la bebiere.
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• Oh Rey de reyes y Señor de señores, 
• por tu grandiosa compasión, 
• hemos recibido tus misericordias y favores. 
• Y aún sigue haciendo desdén de tan celestiales riquezas, nuestro fatuo corazón.
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• Oh Hijo del Hombre, 
• tu viniste para rescatarnos del pozo hediondo. 
• Y al que le haya sido revelado tu majestuoso nombre, 
• no podrá alegar ninguna excusa, 
• ya que su profanación siempre será de forma y de fondo.
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• Oh gran Yo Soy, 
• el tiempo de nuestra vida se somete a un medidor inexorable.
• Y nuestro altar ha de estar rebosante de pureza, porque un día como hoy,
• oh Altísimo, con tu amada Iglesia, arrebatarás a tus genuinos siervos al cielo inefable. 
•               Paz de Cristo