1 PEDRO 5:6-9 EN CRISTO

• Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
• Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
• Oh Altísimo Señor Jesucristo, ovejas de tu prado somos;
• y en el redil sagrado e inexpugnable, de lo obsceno nos has blindado. 
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• La Biblia dice: Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 
• Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 
• Oh Rey de reyes, en ti estamos completos, 
• cuando se derrama sobre nosotros tu gracia celestial. 
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• Oh Cordero inmolado,
• tus padecimientos de humillación extrema;
• dada tu máxima benevolencia, con el proclamado perdón a la humanidad, los has arrostrado,
• con una espiritual y piadosa fortaleza.
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• La Biblia enseña: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
• Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. 
• Oh Sumo Creador, no hay excusas en tu nombre, para poder amar;
• y en  el corazón de tus siervos, contará como imperecedera excelencia.
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• La santidad es el arraigo de la adoración en Cristo. 
• Concernida nos será por la santísima verdad.
• Y sellada por el Santo Espíritu, 
• que con sus sagradas alas, nos elevará a la gloriosa eternidad. 
•                     Paz de Cristo