- He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.
- E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.
- Oh mi Cristo, el que tome en vano tu presencia, la contristará;
- y con sus inmundicias, la ultrajarán.
- Oh Cordero inmolado,
- Tú eres la excelsa espiga,
- que sobre los perdidos derramó su bendito grano,
- para santificar al que no creía.
- Oh Santo de Israel,
- el campo estéril, tocado por tu gloria, hará de sus cenizas una exuberante tierra.
- Y en este prodigio, oh Señor, la condición indispensable es que intervenga la fe;
- y la obscuridad, se tornará en luz majestuosa.
- Oh Sumo Alfarero,
- del barro que moldeaste en tu rueda, has hecho una magistral obra.
- Y ningún ser humano sabrá hasta el día postrero;
- si su alma, del Evangelio de la gracia, perseveró por igual en ser oidora y hacedora.
- Por amor de su nombre,
- Dios es muy celoso de su gloria.
- Y solo el extremo candor,
- su pureza no corrompe;
- porque dará el mayor galardón, a toda alma santa de la final victoria.
- Paz de Cristo
jueves, 10 de junio de 2021
AMÓS 8:11,12 EN CRISTO
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