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miércoles, 2 de junio de 2021

¿MIS PIES ESTÁN SOBRE TUS SAGRADAS HUELLAS, OH CRISTO?

  • Oh mi Cristo, ¿cómo oyeron tu voz las tempestuosas olas del mar?
  • ¿Qué milagro fue el que hizo la calma con tu voz, y se hizo grande bonanza?
  • ¿Tal es la contumaz rebeldía del ser humano, para que no se someta, oh Señor, a tu sagrada paz?
  • ¿O es qué, satisface más al entenebrecido corazón, la senda ancha del diablo en su asechanza?

  • Oh Cristo Redentor, sin el don de la fe, es imposible la aceptación de tus sobrenaturales milagros. 
  • Porque de todo conocimiento, oh Santo de Israel, excede tu incomparable amor.
  • Y por nada se entienden regalos tan prodigiosos,
  • como la eterna vida, oh Soberano Salvador. 

  • Oh Sumo Hacedor, 
  • no acertamos a entender la gloriosa provisión de eternidad. 
  • Y nos viene extraordinariamente grande, oh Alto y Sublime, ser revestidos con el vínculo perfecto de tu excelso amor,
  • que es la sagrada verdad.

  • Oh Altísimo Señor Jesucristo,
  • tu vida la diste por toda la humanidad. 
  • Pero el que te ama, oh Alfa y Omega, anhela dar su vida con un espíritu Cristocéntrico, 
  • por el Cordero inmolado; dado que, con la gracia del derramamiento de su preciosa sangre, ofrendó a todos los pecadores su majestuosa santidad.

  • La duda ofende al Omnipotente Creador, 
  • que es muy celoso de su gloria.
  • Y nos será imposible ser salvos; si no generamos una fortaleza inexpugnable en nuestro en derredor, 
  • que nos corone con la final victoria. 
  •                       Paz de Cristo 

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