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domingo, 1 de octubre de 2023

EL YERRO, INDUBITABLEMENTE SE INICIA EN LA ASECHANZA DEL MALIGNO, OH CRISTO

  • La Biblia dice: Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 
  • Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
  • Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
  • Oh mi Cristo, revistenos de tu gloriosa pureza,
  • para que nuestro perfecto refugio sea tu sobrenatural santuario;
  • porque de él, oh Señor, hemos recibido siempre tus celestiales bendiciones. 

  • La Biblia incide: Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.
  • (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),
  • comprobando lo que es agradable al Señor. 
  • Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;
  • Porque vergonzoso es aun de lo que ellos hacen en secreto. 
  • Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. 
  • Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.
  • Mirad, pues, con diligencia cómo andáis, no como necios sino como sabios, 
  • aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 
  • Por tanto, ni seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. 
  • Oh Cristo Jesús, 
  • es tu santidad, 
  • la que pervive concernida en tu excelso amor.
  • Lo cual es la antítesis de todas las contiendas 
  • Y es que, nada es perfectible, oh Rey de reyes, en tu glorioso Evangelio. 
  • Y de lo acontecido, 
  • meridianamente habla el Santo Espíritu. 
  • Y además los discípulos asignados,
  • somos tu hijos pobos,
  • oh Cristo Redentor. 

  • La Biblia enseña: Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. 
  • Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permanecieréis en el Hijo y en el Padre. 
  • Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna. 
  • Os he escrito esto sobre los que os engañan.
  • Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. 
  • Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. 
  • Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él. 
  • Oh Sumo Hacedor, de la sabiduría nadie puede hacer alarde;
  • porque es exiguo de ella, lo que intrínsecamente se conoce. 
  • Y de tu luz inaccesible, nadie pudo hacer aún ningún reseña. 
  • Así que, ni los que de ser sabios se jactan,
  • hablen también obsolescentemente de las infinitas posibilidades de la Cristocéntrica fe. 
  • Y serán los revestidos como bienaventurados,
  • los que por temor al Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, nunca hablarán de lo que no saben. 

  • Jesús, dijo: Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 
  • No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
  • No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
  • Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 
  • Oh Alto y Sublime, habrá algo más nauseabundo, 
  • que estar abocado a una alienación letal,
  • desde la vileza del criminal iracundo,
  • que se oculta en su abyecta mentalidad.

  • Jesús, incide: Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 
  • Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 
  • Oh Cordero inmolado, en tu sacrificio abominable de la cruz del Calvario, sufriste las mayores torturas y vejaciones por la viles hordas, que multiplican exponencialmente  su séptico hedor moribundo,
  • del que rezuma el yerro sórdido de la maldad.
  •             Paz de Cristo 

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