- Hizo alejar de mí a mis hermanos, y mis conocidos como extraños se apartaron de mí.
- Mis parientes se detuvieron, y mis conocidos se olvidaron de mí.
- Los moradores de mí casa y mis criadas me tuvieron por extraño; forastero fui yo a sus ojos.
- Oh mi Cristo, en nada prospera, el que no está concernido en tu glorioso fin.
- Porque para el que anhelare la morada eterna, el galardón de su sobrenatural victoria se inicia aquí;
- para que obre en consonancia, el devenir de los gloriosos días eternos.
- Llamé a mi siervo, y no respondió; de mi propia boca le suplicaba.
- Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer, aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
- Aun los muchachos me menospreciaron; al levantarme, hablaban contra mí.
- Todos mis íntimos amigos me aborrecieron, y los que yo amaba se volvieron contra mi.
- Oh Rey de reyes, a tu gloria clamé de madrugada;
- porque ya no era dueño de mi propia fuerza.
- Sé, oh Señor, que Tú eres el primero y el último, el principio y el fin.
- Y es que, nada en mi vida, prosperará sin ti.
- Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos, y he escapado con solo la piel de mis dientes.
- ¡Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mi! Porque la mano de Dios me ha tocado.
- ¿Por qué me perseguís como Dios, y ni aun de mi carne os saciáis?
- Oh gran Yo Soy, tus pruebas son para empedernidos valientes.
- Pensad que los falsarios de la angosta senda, no recibiréis el aprobado;
- si por ella victoriosamente, no discurriereis.
- ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro;
- que con cincel de hierro y con plomo fuesen esculpidas en piedra para siempre!
- Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo;
- y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios;
- al cual veré por mi mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
- Oh Fiel y Verdadero, tu prueba al genuino discípulo, raya en lo ímprobo;
- y su asignación la consuma el más ferviente.
- Esto es, el que obra con irreprensible celo,
- entre los siervos consagrados;
- el que, oh Señor, te es más afin.
- Más debierais decir: ¿Por qué le perseguimos? Ya que la raíz del asunto se halla en mí.
- Temed vosotros delante de la espada; porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias, para que sepáis que hay un juicio.
- Oh gran Dios, dichoso es el que tu perfecto camino ha podido seguir.
- Porque el fiel de tu sagrada balanza, hará justicia con la pureza de corazón, del que es tu piadoso hijo.
- Paz de Cristo
lunes, 30 de octubre de 2023
JOB 19:13-15 EN CRISTO
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