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lunes, 2 de octubre de 2023

SÉ TÚ LA LUZ QUE EVITE TODA PENUMBRA EN EL CORAZÓN HUMANO, OH CRISTO

  • La Biblia dice: He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quién mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
  • No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.
  • No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. 
  • No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley. 
  • Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan:
  • Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones,
  • para que habras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. 
  • Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré gloria, ni mi alabanza a esculturas.
  • He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salga la luz, yo os las haré notorias.
  • Oh mi Cristo, Tú has derramado sobre la tierra las más poderosas bendiciones. 
  • Porque siempre sustentarás de espirituales bienes,
  • al siervo que denodadamente el Evangelio predica.
  • Oh gran Rey, 
  • los que tu majestuoso nombre exaltan,
  • aun muestran su quebrantamiento de espíritu, para que les des luz en sus exhortaciones;
  • anunciando hasta los confines de la tierra, las  buenas nuevas que nos abrirán las más preciadas puertas.
  • Porque dar el prodigioso arraigo de ser nuevas criaturas, 
  • es de facto, oh Señor, revestir al profano de tus sobrenaturales glorias.
  •  
  • Jesús, enseña: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 
  • Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 
  • El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creido en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 
  • Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 
  • Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 
  • Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. 
  • Oh Alfa y Omega, 
  • la prístina fe, 
  • es únicamente de tus discípulos consagrados. 
  • Oh Rey de reyes, las almas verdaderamente santas, 
  • son las que en tu majestuoso nombre, están imperterritamente confiadas, 
  • porque tienen genuina comunión con los santificados. 

  • Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió. 
  • Y el que me ve, ve al que me envió. 
  • Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. 
  • Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. 
  • El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. 
  • Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. 
  • Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho. 
  • Oh Rey de la gloria, el siervo que en tu santo nombre creyó,
  • de gracia todo se le esclareció. 
  • Y ya nunca más se distrajo en perniciosos dilemas,
  • con el espiritualmente moribundo.
  • Su ojos estaban puestos, en el Altísimo Señor Jesucristo que vino del cielo;
  • y así no disipar ni un segundo, en poder fervientemente adorar,
  • al que por su muerte, sepultura y resurrección, me dio vida eterna en su celestial reino.

  • Oh Santo, 
  • anhelo traspasar el umbral de la gloria, 
  • para ver la tierra desde lo más alto; 
  • y por tu gran misericordia, haber sido coronado en victoria.

  • Oh Eterno,
  • Tu eres el Omnipotente, 
  • que da gracia para morar en el cielo,
  • al que viviere en su luz inaccesible eternamente. 
  •             Paz de Cristo 

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