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sábado, 14 de octubre de 2023

LA CEGUERA ESPIRITUAL DESVIRTÚA LA FE EN CRISTO

  • La Biblia dice: Yo ciertamente había creido mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret;
  • lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.
  • Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los persrguí hasta en las ciudades extranjeras. 
  • Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, 
  • cuando a mediodía, oh Rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.
  • Y habiendo caído todos nosotros a tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
  • Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
  • Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,
  • librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío,
  • para que habras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. 
  • Oh mi Cristo, este es el alienado pensamiento del que no ha recibido el don de la fe;
  • por estar sumido en el obscurantismo profano. 
  • Pero los hijos del Rey de reyes, alumbrarán como espirituales teas.
  • Y nunca sus celosas predicaciones,
  • oh Señor, las tendrás en el olvido.
  • Pero el punto de inflexión,
  • es cuando al que tú maldices,
  • te hace el llamado al fin;
  • y como un consagrado heraldo, 
  • de gracia testifiques en el majestuoso nombre de Jesús, a los que aun morarán en la eternidad de los salvos.

  • La Biblia enseña: Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
  • Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 
  • El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;
  • a predicar el año agradable del Señor. 
  • Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 
  • Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. 
  • Tú eres el autor y consumador de la fe. 
  • oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo. 
  • Y es que, todos los siervos que hayan sido revestidos,
  • por tu prodigioso e inconmensurable amor;
  • han profesado la Cristocéntrica fe, 
  • por ser tus perfectos siervos.

  • La Biblia enfatiza: Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. 
  • Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.
  • Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 
  • Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
  • Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 
  • Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
  • Oh Eterno, tus auténticos siervos, únicamente por ti hemos sido bendecidos;
  • porque no hemos hecho desdén de tus sagradas sendas. 
  • Pero solo por tu grandiosa musericordia, será tu probo discípulo bienaventurado. 
  • Porque el que a tu santidad, oh Señor, indubitablemente se une;
  • tu santa faz verán sus privilegiados ojos, 
  • en la excelsa morada de los gloriosos cielos.
  •                  Paz de Cristo 

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