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miércoles, 18 de octubre de 2023

LA SANTIDAD, CULMEN DE LA PUREZA EN CRISTO

  • La Biblia dice: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 
  • ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
  • ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
  • Por lo cual, salid de enmedio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, 
  • y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. 
  • Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. 
  • Oh mi Cristo, nuestras pecaminosidades horrendas, 
  • remitieron de forma drástica por haber interiorizado tu Santo Espíritu. 
  • Tu manifestación en carne, oh Señor, fue el más determinante ejemplo.
  • Porque el don de la fe,
  • es el sello distintivo que nos concediste exprofeso,
  • para ser tus siervos consagrados. 

  • La Biblia enseña: Exhorto ante todo, a que se hayan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 
  • por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 
  • Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
  • el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 
  • Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,
  • el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 
  • Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), maestro de los gentiles en fe y verdad.
  • Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contiendas.
  • Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
  • sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. 
  • La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. 
  • Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
  • Porque Adán fue formado primero, después Eva; 
  • y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. 
  • Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
  • Oh Rey de reyes, 
  • Tú mandatas a tus auténticos siervos, que persistan en predicar la única y santísima verdad. 
  • Porque nadie al margen del perfecto amor, 
  • pervivirá en santidad. 
  • Oh Hijo del Hombre, 
  • ninguna duda le sobrevendrá, al que ponga por obra el santo Evangelio. 
  • Todos hemos sido llamados por el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo a tener una inconmensurable piedad;
  • para que nuestra oración, por el que habita la eternidad, sea en la gloria  incensada.
  • El aprendizaje de las Sagradas Escrituras, ha de estar en consonancia con la santa percepción; y nunca la contaminaremos con los desvaríos ociosos,
  • debido a la vanagloria e insolemnidad.
  • Que nada espiritualmente negativo, nos desvíe de lo que prescribes, oh Eterno, en tu bíblica instrucción.
  • Sigamos lo que el gran Rey nos revela en secreto.
  • Y nunca la sórdida estratagema,
  • que conlleva la letal traición. 
  • Porque el que en el Altísimo confía, le sustentará por la eternidad su excelsa diestra. 

  • La Biblia incide: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?
  • Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y luchaís, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 
  • Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 
  • ¡Oh almas adulteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
  • ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?
  • Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
  • Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 
  • Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 
  • Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.
  • Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. 
  • Oh Santo de Israel, Tú no quieres siervos necios,
  • que el glorioso propósito Cristocéntrico, no sepan asumir;
  • discípulos con espurias veleidades.
  • Oh heraldos consagrados, 
  • vosotros sí habéis interiorizado la sana doctrina santamente. 
  • En nada sois pusilánimes.
  • Con el maligno no entráis en contenciosos, 
  • por sus ignominiosas perversiones.
  • Y toda senda angosta del Omnipotente, seguís con inusitada firmeza.
  • Porque vuestra extrema pureza, lo séptico del maligno siempre aborrecerá.
  •            Paz de Cristo 

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