- Volvió Job a reanudar su discurso, y dijo:
- ¡Quién me volviese como en los meses pasados, como los días en que Dios me guardaba.
- Oh mi Cristo, los que están al borde del abismo,
- resisten todos tipo de agravios, escudándose en tu bienaventurada esperanza.
- Cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, a cuya luz yo caminaba en la oscuridad;
- como fui en los días de mí juventud, cuando a favor de Dios velaba sobre mí tienda.
- Oh Rey de reyes, es en el culmen de tu santidad,
- donde ha lugar mi liberación, por ser propicia la gracia perfecta.
- Cuando aún estaba conmigo el Omnipotente, y mis hijos alrededor de mí;
- cuando lavaba yo mis pasos con leche, y la piedra me derramaba ríos de aceite!
- Oh Santo, darte las primicias como ofrenda, siempre con gratitud asumí,
- por ser un glorioso deleite.
- Cuando yo salía a la puerta a juicio, y en la plaza hacía preparar mi asiento,
- los jóvenes me veían, y se escondían; y los ancianos se levantaban, y estaban de pie.
- Oh Rey de la gloria, no sé que he podido hacer en tu detrimento,
- para que te contriste tanto mi ser.
- Los príncipes detenían sus palabras; ponían la mano sobre su boca.
- La voz de los principales se apagaba, y su lengua se pegaba a su paladar.
- Oh Sumo Hacedor, de mi ayuda puedo decir que era voluntaria;
- y no otro, sino Tú, oh gran Dios; en lo mío, que siempre ha sido tuyo, has podido mediar.
- Paz de Cristo
lunes, 2 de octubre de 2023
JOB 29:1,2 EN CRISTO
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