- Respondió Job, y dijo:
- Muchas veces he oído cosas como estas; consoladores molestos sois vosotros.
- ¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿O qué te anima a responder?
- Oh mi Cristo,
- de gracia reciben tus auténticos siervos,
- porque en tu glorioso nombre han podido creer.
- También yo podría hablar como vosotros, si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; yo podría hilvanar contra vosotros palabras, y sobre vosotros mover mi cabeza.
- Pero yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor.
- Oh Altísimo Cristo, sólo de la boca de tus genuinos siervos sale esta piadosa certeza.
- Porque ellos siguen con gran celo tus huellas, oh Todopoderoso Redentor.
- Si hablo mi dolor no cesa, y si dejo de hablar no se aparta de mí.
- Pero ahora tú me has fatigado; has asolado toda mi compañía.
- Oh Hijo del Hombre, Tú eres el principio y el fin,
- y con sumo gozo recibo tu prodigiosa bendición cada nuevo día.
- Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
- Su furor me despedazó, y me ha sido contrario; crujir sus dientes contra mí; contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.
- Oh Cristo de la gloria, sé que Tú eres mi escudo perfecto.
- Sí, libre soy, oh Señor, en tu inexpugnable refugio.
- Abrieron contra mí su boca; hirieron mis mejillas con afrenta; contra mí se juntaron todos.
- Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo caer.
- Oh Santo de Israel, en tus pruebas hemos de sentirnos sumamente gozosos;
- porque es para que se manifieste tu gloria. Y es que, oh gran Yo Soy, únicamente en tu gracia tenemos inusitada fe.
- Paz de Cristo
sábado, 28 de octubre de 2023
JOB 16:1-3 EN CRISTO
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