- Próspero estaba, y me desmenuzó; me arrebató por la cerviz y me despedazó, y me puso por blanco suyo.
- Me rodearon sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra.
- Oh mi Cristo, no es por fuerza ni ejercicio,
- sino por tu bendita providencia.
- Me quebrantó de quebranto en quebranto; corrió contra mi como un gigante.
- Cosí colirio sobre mi piel, y puse mi cabeza en el polvo.
- Oh Sumo Formador, Tú eres el garante,
- de preservar de lo inmundo a tu hijo probo.
- Mi rostro está inflamado con el lloro, y mis párpados entenebrecidos,
- a pesar de no haber iniquidad en mis manos, y de haber sido mi oración pura.
- Oh Rey de reyes, en la asignación de tus bendecidos,
- se manifiesta la radiante luz de una nueva criatura.
- ¡Oh tierra! no cubras mi sangre, y no haya lugar para mi clamor.
- Mas he aquí que en los cielos está ni testigo, y mi testimonio en las alturas.
- Oh Cristo Redentor,
- de tu excelsa gracia nunca tuve dudas.
- Disputadores son mis amigos; mas ante Dios derramaré mis lágrimas.
- ¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, como con su prójimo!
- Mas los años contados vendrán, y yo iré por el camino de donde no volveré.
- Oh Cristo Jesús, en la gloria morarán tus almas dignas.
- Y no habrá acepción de personas en el postrero juicio,
- donde tu majestuosa luz, oh Señor, es per sé.
- Paz de Cristo
domingo, 29 de octubre de 2023
JOB 16:12,13 EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario