- Mi aliento se agota, se acortan mis días, y me está preparado el sepulcro.
- No hay conmigo sino escarnecedores, en cuya amargura se detienen mis ojos.
- Oh mi Cristo,
- Tú eres la estrella resplandeciente de la mañana; y en tu glorioso nombre, siempre hubo designios hermosos.
- Dame fianza, oh Dios; sea mi protección cerca de ti. Porque ¿quién querría responder por mí?
- Porque a éstos has escondido de su corazón la inteligencia; por tanto, no los exaltarás.
- Al que denuncia a sus amigos como presa, los ojos de sus hijos desfallecerán.
- Oh Omnipotente Señor Jesucristo, Tú salvarás al que persevere hasta el fin.
- Y a los que no hayan creido en tu santo nombre, condenerás;
- porque sus almas oscurantistas, en el lago de fuego y azufre eternamente se avergonzarán.
- Él me ha puesto por refrán de pueblos, y delante de ellos he sido como tamboril.
- Mis ojos se oscurecieron por el dolor, y mis pensamientos todos son como sombra.
- Los rectos se maravillarán de esto, y el inocente se levantará contra el impío.
- No obstante, proseguirá el justo su camino, y el limpio de manos aumentará la fuerza.
- Oh gran Dios, ante tu inexpugnable fortaleza caerá la humanidad vil.
- Pero en tu exaltación, oh Rey de la gloria, galardonarás al siervo que te adora.
- Y habrá un lóbrego destino para el inicuo;
- mas el que perseveró, morará en la gloria excelsa.
- Pero volved todos vosotros, y venid ahora, y no hallaré entre vosotros sabio.
- Pasaron mis días, fueron arrancados mis pensamientos, los designios de mi corazón.
- Pusieron la noche por día, y la luz se acorta delante de las tinieblas.
- Oh Cristo Redentor, Tú derramaste la santísima verdad desde el glorioso santuario;
- y el hijo de perdición,
- te entregó a las hordas farisaicas.
- Si yo espero, el Seol es mi casa; haré mi cama en las tinieblas.
- A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; a los gusanos: Mi madre y mi hermana.
- ¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza? Y mi esperanza, ¿quién la verá?
- A la profundidad del Seol descenderán, y juntamente descansarán en el polvo.
- Oh gran Yo Soy, los demonios saben que eres uno; y tiemblan.
- Pero tus auténticos siervos, únicamente tienen el anhelo de la bienaventurada esperanza;
- que a tu amada Iglesia arrebatará,
- hasta el sobrenatural firmamento.
- Paz de Cristo
domingo, 29 de octubre de 2023
JOB 17:1,2 EN CRISTO
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