El pecado nos condujo,
oh Señor, al anatema.
Abominación es del mundo;
y en Cristo Jesús, será de Salvación, por su excelsa Gracia.
Oh Cristo, el ser humano
deambulaba sin norte, errático.
La desobediencia le privó del camino Sagrado.
Y el Cielo se afirmó en un presente hermético.
Oh Señor Jesucristo, tu hermosa presencia,
nos ha vivificado.
Guárdanos en la esperanza,
para que nuestro ser sea glorificado.
Oh Señor Jesús, todo anatema se rendirá,
en tu Nombre.
El agua no nos anegará, y el fuego de nuestro lado huirá;
porque nuestro corazón, en tu gozo permanece.
Oh Rey de reyes, con seguridad nos asiste el devenir,
al estar protegidos por tu Diestra.
No nos aborda el temor a morir;
porque la perfecta obediencia, la hemos consumado en tu Escritura Eterna.
Paz de Cristo
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