En el misterio Eterno,
la semilla Santa fue creada.
Nada se opone a su fundamento,
si en el Edén Glorioso ha sido sembrada.
Su linaje es un prodigio
de heredada perfección.
El fruto de privilegio,
oh Cristo, lo guarda en el corazón.
Hay aflicción en las semillas,
cuando su enterramiento no es eficaz;
porque han de ser resucitadas,
con la Palabra de Eternidad.
En la semilla de mostaza,
oh Señor, perseveró toda tu fe.
A tanta altura llegó su grandeza,
que vio lo que nadie ve.
La revelación de la Palabra,
no se le oculta al que es libre en el Señor.
En su meditación meridiana,
siempre has de invocar al Sumo Creador.
Paz de Cristo
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