Elige tu cruz,
y niégate a ti mismo en Cristo.
El poder de la libertad es su Luz,
si en la Palabra vive tu espíritu.
Al ver con los ojos de un niño,
sentirás una enardecida fe.
En la sinuosidad del camino,
verás la rectitud de su Gracia, y la plenitud de lo que no se ve.
Tu encuentro con Jesucristo,
ha de ser el inexistente lugar,
donde no pudieras descansar tu cabeza del esfuerzo;
y sentirte fiel poseedor del gozo de amar.
Oh Cristo, el éxito obtenido,
es la consecución de haberte rendido plena obediencia.
Todo nuestro regocijo,
lo preside tu Excelencia.
Oh Señor, lléname de tu Santidad,
para ser irreprensible.
Y guarda en mi corazón tu Paz,
que sobredimensiona lo infalible.
Paz de Cristo
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