Oh Cristo, en tu Santo Monte vive la Verdad,
nuestra esperanza viene de Sión.
Clamamos a la Eternidad;
allí, de tus siervos, has guardado el corazón.
Nuestro pie sigue firme el camino;
porque tu vigilancia, oh Señor, escudriña el Universo.
Atalaya eres del ignoto destino;
y en tu Magnificencia, sentimos el poder gozoso.
Guárdanos en tu refugio Celestial.
Oh Cristo, Tú eres nuestra protección, día y noche.
No habrá aguijón mortal;
porque tu Providencia siempre nos defiende.
Tu amparo nos gobernará.
Saldremos confiados,
y entraremos sin hora;
por ser en ti, oh Señor, bienaventurados.
La Eternidad nos contempla,
sin asirnos al tiempo.
Guardados en tu alma,
oh Jerusalén, in eternum obra el Fiel y Verdadero.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario