Oh Cristo, tu Sagrada Llaga
curó nuestras enfermedades.
Y como Cordero Inmolado diste tu vida,
para deshacer nuestras iniquidades.
Oh Cristo Jesús, de tu sobrenatural Paz,
predicamos con denuedo tus discípulos.
Tu Sangre Preciosa derramada, de Gracia nos lleno de Eternidad.
Y en el camino de la Verdad, estamos dando testimonio de tus prodigios.
Oh Señor Jesucristo, con el yelmo de Salvación,
y la coraza de Justicia, predicamos tu Evangelio.
Guardad en la fe el corazón,
de la tempestuosa virulencia del despiadado maligno.
Oh Señor Jesús, de los dardos hirientes del enemigo,
das protección, al que alrededor de Jehová acampa.
Nuestra espada es la Palabra, que corta con doble filo;
y su Eterno refugio, ha blindado el espíritu del atalaya.
Oh Salvador, sé que aunque anduviere en sombras de muerte,
caerán 1000 saetas a mi lado y 10000 a mi diestra; pero no me tocarán.
Será mi resplandor la Luz del Omnipotente;
porque en su Santa Morada, los salvos habitarán.
Paz de Cristo
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