¿RESISTIRÁ LA ALTIVEZ A CRISTO?

Oh Cristo, al altivo miras de lejos, 
desestimando su necedad. 
Solo a los que se humillaren arrepentidos, 
perdonarás, oh Señor, su vanidad. 

Oh Cristo Jesús, en tu agónica muerte de cruz, 
no se pronunció; sino con el perdón, tu boca.
Abre tu corazón, y que sea, oh Señor de señores, tu admirable Luz,
la plegaria invocada, desde mi ignorancia, al Rey de la Gloria.

¿Será qué no se humilló Cristo? 
Sanó, sin hacer acepción de personas, al que se lo pidió. 
Fue indescriptible, en el Calvario, su suplicio;
sin embargo, las inculpatorias actas que nos acusaban, Él justificó. 

Sin Santidad, no se verá al Señor. 
Ante este axioma, el Universo enmudeció.
Dale toda la excelencia del honor, 
Al Cordero Inmolado, que por la Redención de tus pecados murió. 

El Universo da gemidos de dolor, 
en la contrición de su arrepentimiento. 
Doblega a tus pecados con amor; 
y dobla las rodillas, pidiéndole perdón al Fundamento. 
                    Paz de Cristo