Oh Cristo, en la alegoría de tu parábola,
das instrucción de lo Eterno.
En el corazón endurecido se vuelve diáfana;
si elevas el espíritu, un minúsculo peldaño hacia el Cielo.
Sed Santos, porque yo soy Santo, dijo el Señor.
La dádiva material,
no se sustenta en el poder del amor,
sino la espiritual.
Si oyes el Evangelio,
deléitate en el pensamiento del Rey de la Gloria.
Visualiza cada pasaje de privilegio;
y dispón un corazón solemne, para guardarlo en su memoria.
No minusvalores un segundo de tu Salvación.
Y sé el poseedor de la perla de gran precio, con un compromiso verdadero.
Arrepiéntete y pide perdón
al Señor de señores, que te pondrá en lugares de Gloria, el día postrero.
No seas el joven rico,
que perdió su alma, para ganar el mundo.
Insta a convertir almas en Cristo;
y seras recompensado, por un pecador que se arrepienta, aunque sea uno sólo.
Paz de Cristo
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