- Oh mi Cristo,
- el ser humano, a lo inmundo,
- le dio ancestralmente el absoluto beneplácito;
- y con denuedo lo sustenta, sin saber que su hedor es nauseabundo.
- Oh Soberano Redentor,
- de olor fragante fue tu sacrificio en la cruz del Calvario.
- Y las hordas que te escarnecieron se jactaron de tal desamor;
- porque en su abyecto corazón nunca hubo el reconocimiento, de que Tú, oh Altísimo Señor Jesucristo, eres el único Dios del eterno santuario.
- Oh Cristo Jesús,
- en tu majestuoso perdón, pronunciado desde lo alto del madero;
- tu inaccesible luz,
- se hizo visible en todo el universo.
- Oh Fiel y Verdadero, no hay otro momento más sublime en la Sagrada Escritura,
- sino cuando dice: Que al tercer día de tu sepultura, fuiste el primogénito de los muertos resucitado.
- Y antes de tu ascensión al cielo, oh bendito Cristo, dijiste: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
- El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere sera condenado.
- Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
- de gracia hemos recibido la fe; y te adoramos con ferviente amor.
- Oh gran Yo Soy, nada nos apartará de tu camino;
- porque te amamos con inmarcesible candor.
- Paz de Cristo
sábado, 23 de octubre de 2021
DISIPADA FUE TODA OBSCURIDAD DEL CORAZÓN, ANTE LA LUZ DE TU GLORIA, OH CRISTO
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