¿QUIÉN ES VERDADERAMENTE TU ADORADOR, OH CRISTO?

• La Biblia dice: Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
• Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, conbatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mio, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama disciplina, y azota al que recibe por hijo.
• Oh mi Cristo, la desbordada piedad en tus siervos ha de ser su altar;
• para someterse al conocimiento de la verdad, del que por obediencia se humilló hasta la muerte y muerte de cruz, y redimió del pecado a lo más perverso e inicuo.
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• Oh Cristo Redentor, 
• te despojaste en el santuario eterno de tu corona y cetro regios, para ser el Hijo del Hombre.  
• Y por ser Dios nanifestado en carne, se hizo inconmensurable tu excelso amor, 
• para que la oveja perdida de tu rebaño se santifacare.
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• Oh Sumo Alfarero, 
• como vasos de barro fuimos moldeados; no sin revestirnos de una impredecible fragilidad.
• Y será en el día postrero, 
• cuando el fiel de tu sagrada balanza pese nuestra santidad.
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• Oh Santo de Israel, 
• necesitamos la unción de lo alto, para predicar en tu nombre las buenas nuevas de salvación eterna. 
• Y porque no vemos por vista, sino por fe;
• el Santo Espíritu nos dará la radiante luz, del que nos recuerda la obra perfecta.
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• Oh Soberano Salvador,
• nada nos será impedimento para predicar con denuedo tu Sagrada Palabra. 
• Y no habrá más grande honor,
• que compartir la bienaventurada esperanza, de dar tu salvación aunque fuera tan solo a un alma.
•                      Paz de Cristo