- Oh Soberano Redentor,
- para el ser humano, tu obra en el Calvario tiene y tendrá por los siglos una grandiosa e indubitable transcendencia.
- Tal fue, oh Rey de reyes, tu excelso amor,
- que momentos antes de expirar, pronuncuaste la frase: Consumado es; y no otro, sino Tú, oh bendito Cristo, la verbalizaste sin parangón en su gloriosa excelencia.
- La Biblia dice: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
- Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
- Oh Santo de Israel, al imperio de la muerte, venciste con tu muerte, para darnos vida y vida en abundancia de eterna plenitud.
- Y vivir postrados a tus santísimos pies, oh Alto y Sublime, para de todo nuestro corazón adorarte.
- La Biblia enseña: Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
- Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
- Oh Fiel y Verdadero, tu preciosa sangre derramada en la cruz del Calvario nos ha justificado;
- por tanto, de nuestra obscena iniquidad, oh Señor de señores, nos has exonerado.
- La Biblia constata: Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cundo le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
- Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.
- Oh Alfa y Omega, Tú no has sacado del pozo cenagoso, para en tu glorioso nombre, ser bienaventurados;
- y porque para siempre es tu misericordia, inmerecidamente a tus siervos salvas.
- Oh Sumo Hacedor,
- el maligno vino a hurtar, matar y destruir; y Tú viniste a deshacer las obras del diablo.
- Oh Soberano Salvador,
- de gracia a tus discipulos nos has dado salvación, por obedecer tu Sagrada Palabra; siendo condición indispensable, haber recibido la sabiduría de lo alto.
- Paz de Cristo
martes, 19 de octubre de 2021
EL PECADO DEL MALIGNO, ÚNICAMENTE SE JUSTIFICA EN CRISTO
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