- Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos; su rey y sus príncipes están entre las naciones donde no hay ley; sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová.
- Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sion; echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; las vírgenes de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra.
- Oh mi Cristo, la esperanza de tu pueblo, cuenta con la grandiosa piedad,
- que siempre nos mostró tu excelsa diestra.
- Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.
- Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfallecían cómo heridos en las calles de la ciudad, derramando sus almas en el regazo de sus madres.
- Oh Hijo del Hombre, el clamor de tus siervos se eleva genuflexo al santuario de la verdad,
- para rendirte gloria por todas sus vanidades.
- ¿Qué testigo te traeré, o a quién te haré semejante, hija de Jerusalén? ¿A quién te compararé para consolarte, oh virgen hija de Sion? Porque grande como el mar es tu quebrantamiento; ¿quién te sanará?
- Tus profetas vinieron para ti vanidad y locura; y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, sino que te predicaron vanas profecías y extravíos.
- Oh Sumo Alfarero, ¿de gracia tu sobrenatural rueda a las erráticas almas moldeará? Porque no será algo imposible para ti, oh Señor, dar vida a estos huesos secos y extremadamente fríos.
- Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, sino que te predicaron vanas profecías y extravíos.
- Todos los que pasaban por el camino batieron las manos sobre ti; silbaron, y movieron despectivamente su cabeza sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es ésta ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?
- Oh Eterno, cuanta no será tu santa paciencia sobre la desmesura de los humanos hastíos;
- para dar a estas inmundas almas, el conocimiento de tu sublime promesa.
- Paz de Cristo
martes, 7 de noviembre de 2023
LAMENTACIONES 2:9,10 EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario