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martes, 7 de noviembre de 2023

LAMENTACIONES 2:9,10 EN CRISTO

  •  Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos; su rey y sus príncipes están entre las naciones donde no hay ley; sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová. 
  • Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sion; echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; las vírgenes de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra.
  • Oh mi Cristo, la esperanza de tu pueblo, cuenta con la grandiosa piedad, 
  • que siempre nos mostró tu excelsa diestra. 

  • Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad. 
  • Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfallecían cómo heridos en las calles de la ciudad, derramando sus almas en el regazo de sus madres.
  • Oh Hijo del Hombre, el clamor de tus siervos se eleva genuflexo al santuario de la verdad, 
  • para rendirte gloria por todas sus vanidades.

  • ¿Qué testigo te traeré, o a quién te haré semejante, hija de Jerusalén? ¿A quién te compararé para consolarte, oh virgen hija de Sion? Porque grande como el mar es tu quebrantamiento; ¿quién te sanará?
  • Tus profetas vinieron para ti vanidad y locura; y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, sino que te predicaron vanas profecías y extravíos. 
  • Oh Sumo Alfarero, ¿de gracia tu sobrenatural rueda a las erráticas almas moldeará? Porque no será algo imposible para ti, oh Señor, dar vida a estos huesos secos y extremadamente fríos. 

  • Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, sino que te predicaron vanas profecías y extravíos. 
  • Todos los que pasaban por el camino batieron las manos sobre ti; silbaron, y movieron despectivamente su cabeza sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es ésta ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?
  • Oh Eterno, cuanta no será tu santa paciencia sobre la desmesura de los humanos hastíos;
  • para dar a estas inmundas almas, el conocimiento de tu sublime promesa.
  •                     Paz de Cristo 

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