- ¡Cómo se ha ennegrecido el oro! ¡Cómo el buen oro ha perdido su brillo! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles.
- Los hijos de Sion, preciados y estimados más que el oro puro, ¡Cómo son tenidos por vasijas de barro, obra de manos del alfarero!
- Oh mi Cristo, tus auténticos siervos son los más celosos predicadores;
- y persuadirán al que aún puede creer, dejando atrás su obscurantismo inconverso.
- Aun los chacales dan la teta, y amamantan a sus cachorros; la hija de mi pueblo es cruel como los avestruces en el desierto.
- La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed; los pequeñuelos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese.
- Oh Señor Soberano,
- nadie sino Tú, podrá de los inocentes apiedarse.
- Los que comían delicadamente fueron asolados en las calles; los que se criaron entre púrpura se abrazaron a los estercoleros.
- Porque se aumentó la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, que fue destruida en un momento, sin que acamparan contra ella compañías.
- Oh Rey de reyes, los primeros será postreros, y los postreros primeros;
- en tu eternidad las noches se vuelven días.
- Paz de Cristo
domingo, 19 de noviembre de 2023
LAMENTACIONES 4:1,2 EN CRISTO
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