- Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre;
- átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello.
- Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; hablarán contigo cuando despiertes.
- Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen,
- para que te guarden de la mala mujer, de la blandura de la lengua de la mujer extraña.
- Oh mi Cristo, la instrucción de tus preceptos bíblicos obra eternamente;
- son nuestro refugio perfecto.
- No podrán sustentarte mejores mimbres.
- Porque los principios de eternidad han de ser los que priotitariamente te orienten,
- para que la sabiduría se lo alto sea tu aliada.
- No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos;
- porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa alma del varón.
- ¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan?
- ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen?
- Oh Santo de Israel, Tú nos has dado cautelas para no ser tentados:
- ser virtuosos ante la inmunda fornicación.
- Porque tales impurezas al Espíritu Santo contristan.
- Y todas las asechanzas del maligno, en la concupiscencia intervienen.
- Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la tocare.
- No tiene en poco al ladrón si hurta para saciar su apetito cuando tiene hambre;
- pero si es sorprendido pagará siete veces; entregará todo el haber de su casa.
- Oh Hijo del Hombre, si tu gracia en el genuino siervo obrare;
- su dominio propio se impondrá, para que nada le doblegare;
- porque la perversión toca a su puerta.
- Mas el que comete adulterio es faltó de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace.
- Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta nunca será borrada.
- Porque los celos son el furor del hombre, y no perdonará en el día de la venganza.
- No aceptará ningún rescate, ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.
- Oh Cristo Jesús, la séptica indolencia el Santo Espíritu aborrece,
- por ser una indeleble mancha.
- Y además, el que adúltera ha de estar prevenido ante la vil respuesta,
- del que a su vida ensombreces.
- Paz de Cristo
martes, 28 de noviembre de 2023
PROVERBIOS 6:20-24 EN CRISTO
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