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sábado, 4 de noviembre de 2023

TU GLORIA NO ES GLORIA, SINO ES EN CRISTO

  • La Biblia dice: Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.
  • ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. 
  • Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. 
  • ¿Quién es el Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria.
  • Oh mi Cristo, en tu glorioso nombre hemos conocido la eterna victoria;
  • porque el que busca tu excelsa gloria, siempre la halla. 
  • Y haciendo honor a tu inmarcesible memoria,
  • exaltaremos con gozo en el alma, oh Señor, tu inmensa misericordia. 

  • Jesús, dijo: Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 
  • No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 
  • No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 
  • Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 
  • Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 
  • Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que ellos sean santificados en la verdad. 
  • Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 
  • para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos  sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 
  • La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
  • Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado como también a mí me has amado. 
  • Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 
  • Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y ellos han conocido que tú me enviaste. 
  • Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. 
  • Oh Rey de reyes, en tu gloria no ha lugar lo inmundo;
  • porque de ella emana la santidad celestial, 
  • que es diametralmente opuesta al espíritu moribundo. 
  • Y porque el bautismo lo recibimos en el sobrenatural río de eternidad,
  • nunca seremos contaminados por el séptico hedor nauseabundo. 
  • Meridiana es nuestra claridad, 
  • oh Señor, sobre tus bíblicos preceptos,
  • que son en nuestra Cristocéntrica vida, columna y baluarte.
  • Es indubitable que el culmen del siervo en el gran Dios Sumo, 
  • es ser bienaventurado. 
  • Y nuestra alma no se someterá a ningún sórdido infundio.
  • Porque,  oh Cristo Redentor, ante tu sacrificio de olor fragante,
  • estamos rendidos tus genuinos siervos.

  • La Biblia enseña: Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. 
  • Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos,
  • así también estos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. 
  • Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. 
  • ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
  • Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?
  • ¿O quién le dio a él primero, para que fuese recompensado?
  • Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. 
  • Oh Eterno, prodigiosa prerrogativa les has concedido a tus hijos consagrados.
  • Y tus gloriosos desvelos, 
  • han revertido en que se manifestara en su vida tu excelsa gloria.
  • Porque tus senderos angostos, por pocos siervos son superados,
  • para alcanzar tus aposentos santísimos. 
  • El que para su eterno consuelo, 
  • ha sido en tu majestuoso nombre, oh gran Yo Soy, santificado,
  • traspasará de gracia el umbral del glorioso Edén. 
  •                   Paz de Cristo 

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