- Hijo mio, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos.
- Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi ley como la niña de tus ojos.
- Oh mi Cristo, grandiosos son tus bíblicos preceptos,
- para los genuinos discípulos consagrados.
- Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.
- Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana, y a la inteligencia llama parienta;
- para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras.
- Oh Cristo Jesús, es nuestra humana percepción,
- la que hace una distorsión espuria,
- que desvirtúa por ignorancia las Escrituras Sagradas.
- Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía,
- vi entre los simples, consideré entre los jovenes, a un joven falto de entendimiento,
- el cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba caminando a casa de ella,
- a la tarde del día, cuando ya oscurecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche.
- Oh Santo de Israel, el pagano que en tu majestuoso nombre no se gloría,
- es porque su ínfima espiritualidad obra a destiempo;
- y da prioridad al obsceno ocio del obsolescente.
- Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de corazón.
- Alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa;
- unas veces están en la calle, otras veces en las plazas, acechando por todas las esquinas.
- Oh Hijo del Hombre, de gracia concederias el perdón,
- al que con arrepentimiento su espíritu quebranta,
- desposeyéndose de tales lascivias.
- Paz de Cristo
martes, 28 de noviembre de 2023
PROVERBIOS 7:1,2 EN CRISTO
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