- Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas;
- porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días.
- Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado.
- Entonces invoqué el nombre de Jehová diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma.
- Oh mi Cristo, en todas tus enseñanzas bíblicas,
- das celestial gracia, a los que en tu majestuosidad ven multiplicarse exponencialmente sus regocijantes días.
- Porque los que en tu gloria se han guardado,
- reciben la provisión del que espiritualmente sana.
- Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios.
- Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó.
- Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien.
- Oh Cristo Jesús, de tus irreprensibles siervos,
- ninguno te falló.
- Y es que, el que opta por la apostasía, nunca ha vivido en el Amén.
- Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojo de lágrimas, y mis pies de resbalar.
- Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes.
- Creí, por tanto hablé, estando afligido en gran manera.
- Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso.
- Oh Rey de reyes, ¿quién es el que aún tu glorioso nombre no ha podido invocar?
- ¿Son los impío ignorantes e indolentes?
- O también es que su obscurantismo, no ha logrado ver al Soberano Hacedor en la prodigiosa Vía Láctea por Él creada
- ¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?
- Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová.
- Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo.
- Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos.
- Oh Altísimo Cristo, el que siempre de tu gracia recibirá,
- es el que te invocare con ferviente celo,
- por estar en los cielos sus nombres ya escritos.
- Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo, siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; Tú has roto mis prisiones.
- Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová.
- A Jehová pagaré mis votos delante de todo su pueblo,
- en los atrios de la casa de Jehová, en medio de ti, oh Jerusalén. Aleluya.
- Oh gran Yo Soy, nadie puede suplir tus bendiciones.
- Y el bienaventurado que en ellas se regocijará;
- no podrá ser otro, sino el que es su auténtico siervo.
- Porque participará eternamente, oh Todopoderoso Señor, de tu sublime gracia.
- Paz de Cristo
viernes, 3 de noviembre de 2023
SALMO 116:1-4 EN CRISTO
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