- Todos nuestros enemigos abrieron contra nosotros su boca;
- temor y lazo fueron para nosotros, asolamiento y quebranto;
- ríos de aguas echan mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.
- Oh mi Cristo, para siempre es tu misericordia.
- Y es que, oh Señor, para clamar a tu piedad no existe impedimento;
- porque irremisiblemente la manifestación de gloria vendrá del mismo cielo.
- Mis ojos destilan y no cesan, porque no hay alivio
- hasta que Jehová mire y vea desde los cielos;
- mis ojos contristaron mi alma por todas las hijas de mi ciudad.
- Oh Señor Altísimo,
- en la resolución de todos nuestros desvelos,
- se nos hará espiritualmente reconocible tu desmesurada piedad.
- Mis enemigos me dieron caza como a ave, sin haber por qué;
- ataron mi vida en cisterna, pusieron piedra sobre mí;
- aguas cubrieron mi cabeza; yo dije: Muerto soy.
- Los postulados estuvieron al arbitrio de su precaria fe;
- una enjuta salida tenía ante su inminente fin.
- Su escasa esperanza se circunscribía a la sobrenatural providencia del hoy.
- Paz de Cristo
sábado, 11 de noviembre de 2023
LAMENTACIONES 3:46-48 EN CRISTO
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