- Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos;
- porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán.
- Oh mi Cristo, somos tus genuinos siervos,
- los que siempre te alabarán.
- Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón;
- y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.
- Oh Cristo Redentor, desde la cruz del Calvario, ofrendaste a toda la humanidad tu majestuoso perdón,
- para que las almas que en tu santo nombre creyeron, oh Señor, fueren manifiestas tus piadosas bendiciones.
- Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.
- Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
- Oh Rey de la gloria, es ante tu bendita presencia,
- donde eternamente genuflexas se postrarán nuestras rodillas.
- No seas sabio en tu propia opinion; teme a Jehová, y apártate del mal;
- porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos.
- Oh Eterno, es tu sagrada senda de salvación celestial,
- la que nos ha permitido ser tus heraldos Cristocéntricos.
- Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos;
- y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.
- Oh Santo de Israel, engendrados por tu Sagrada Palabra, hemos sido tus verdaderos hijos;
- y así podremos seguir en espíritu la huella de tus benditos pies, por la inmensidad del universo ignoto.
- Paz de Cristo
sábado, 25 de noviembre de 2023
PROVERBIOS 3:1,2 EN CRISTO
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