- Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo.
- Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz;
- ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.
- Oh mi Cristo, tus pruebas nos llevan por el camino angosto,
- para transformar la obscuridad en sobrenatural plenitud,
- del que en tu majestuoso nombre se gloría.
- Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos;
- edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo.
- Me dejó en obscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.
- Oh Rey de reyes, nunca interiorizaron tu verdad, los irreverentes e irrespetuosos,
- que eran las hordas del mundo profano.
- Y son los mismos, que hoy dicen blasfemias del Fundamento.
- Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas;
- aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración;
- cerró mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos.
- Oh gran Dios, el extremo de tus pruebas,
- corroboran a la sazón,
- quienes son tus discípulos verdaderos.
- Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijos;
- torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado.
- Entesó su arco, y me puso como blanco para la saeta.
- Oh Cristo Jesús, quiénes pueden ser tus genuinos hijos,
- sino todo aquel que ha sido por tu Sagrada Palabra engendrado.
- Y por ser nueva criatura, el precepto bíblico fielmente acata.
- Paz de Cristo
miércoles, 8 de noviembre de 2023
LAMENTACIONES 3:1-3 EN CRISTO
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