hablan del pecador en su reiterada cobardía.
Porque su incircunciso corazón,
ha escarnecido tu redención con su hipocresía.
Oh Cordero inmolado, tu majestuosa sangre derramada en la cruz del Calvario ha dado gracia,
a todos los que se arrepintieron verdaderamente de sus pecados.
Oh Sumo Redimidor, Tú no salvas a los seres humanos por su idiosincrasia,
sino porque a tus pies estarán eternamente postrados.
Oh Señor Jesucristo, Tú controlas nuestra vida de principio a fin;
desde la primera inspiración, hasta el momento de expirar.
Oh Cristo Jesús, nada somos sin ti;
y no soslayarás la desmesurada maldad de nuestro corazón, que en tu justa balanza has de pesar.
Porque para siempre es tu misericordia, oh Rey de la gloria,
ayúdanos a ser tus hijos fieles.
Y será nuestra final victoria,
compartir tus eternos bienes.
Ten piedad de mí,
oh Todopoderoso Salvador.
Anhelo al cielo subir,
y ver de tu majestuosa faz su eterno resplandor.
Paz de Cristo
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