Ilimitado e inconmovible es el gozo en Cristo,
cuando sientes su verdadero poder.
Protegido por el Santo Espíritu,
ves la inmensa gloria que otros no pueden ver.
El gozo del Señor Jesucristo es nuestra fortaleza;
porque suple toda necesidad.
Y poseemos la indubitable certeza,
de que Él habita la eternidad.
Jesús, dijo: Yo soy el primero y el último; y el que vivo y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Oh Rey de reyes, Tú eres el que controlas mi vida de principio a fin. ¡Ten piedad de mí !
De tu seguro refugio son mis ayes;
porque mi existencia, oh Señor, es un erial sin ti.
Los vacíos son inexistentes en el que es siervo del Señor de señores;
porque al poner sus ojos en el Omnipotente, ahuyentó toda tiniebla.
Y de gracia recibió todos los bienes,
que guarda celosamente el Rey de la gloria.
El manantial de mi gozo, brota de tu eterna fuente,
oh Fiel y Verdadero.
Y es el río de agua viva que permanece en el creyente,
hasta la gloriosa salvación del día postrero.
Paz de Cristo
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