Busqué a Jehová, y el me oyó, y me libró de todos mis temores.
Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece.
Fuera de ti, oh Señor, de erráticos padecimientos adolecen los impíos seres,
al no guardarse en tu misericordia que para siempre permanece.
No te creas autosuficiente,
porque eres como la hojarasca que se lleva el viento.
Oh Cristo Jesús, infúndeme un espíritu de sabiduría preeminente,
para ser hacedor de tu Sagrado Testamento.
Jesús, dijo: Si alguno tiene sed venga a mí y beba. El que cree en mí como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Porque el Santo Espíritu te confronta con la verdad;
y a tu libertad santifica,
en pos de la eternidad.
Buscad a Jehová, mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
Tú inclinas tu oído, oh Omnipotente Salvador, a los que a ti claman.
Y porque sabes que somos polvo,
tus misericordias y favores son para los que te aman.
Porque en el amor no hay temor, oh Rey de la gloria,
al hollar la angosta senda de tu santuario.
Y regocijarnos, oh Rendentor, en tu victoria;
que fue vencer con tu muerte al imperio de la muerte, en la cruz del monte Calvario.
Paz de Cristo
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