Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen y tiemblan.
La fe nunca puede ir acompañada de obras execrables.
Has de saber que la fe se perfecciona con las buenas obras, y con ella se cristalizan
los milagros más inefables.
La fe sin obras es muerta.
Un ser humano no puede tener maldad, si cree en el Señor Jesucristo.
Para el maligno la iniquidad no le supone afrenta;
porque es absolutamente contrario al Santo Espíritu.
Los que falsean la sana doctrina, no pueden doblegar al espíritu inmundo.
Y a la fe mundana, responde: A Jesús conozco, y sé quien es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?
La pureza del Señor de señores, es imposible convertirla en un infundio;
y solo los demonios huyen, cuando saben que se invoca al único y verdadero Dios, que es el gran Yo Soy.
Oh Padre de la gloria,
tu doctrina de Unicidad es manifiesta desde Génesis hasta Apocalipsis.
Y en los versículos bíblicos es tan notoria,
que la proclaman con inusitado énfasis.
Nada se opone al Sumo Creador.
Todos los cabos sueltos, por ínfimos que sean, has de atar.
Y llena tu vida de amor,
para que el alma puedas salvar.
Paz de Cristo
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