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miércoles, 25 de septiembre de 2019

JUAN 8:7 EN CRISTO

Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
Y porque les redarguyó la conciencia ni una piedra le arrojaron.
Oh Cristo, Tú veías la máscaras de los pecadores que querían apedrearla;
y ante tu incisivo requerimiento, todos en su dispersión se excusaron.

Oh Fiel y Verdadero, Tú eres el que aplicas la perfecta justicia del reino,
y nadie ha podido contender nunca con tu
omnisciente Palabra.
El oprobio, oh Señor, no proviene de lo eterno;
porque solo su umbral de pureza es hollado por el que ama.

Oh Señor Jesús, al oír tu nombre mi alma,
siente la llenura de tu presencia. 
Y en el transcrito mensaje se refleja,
la poesía de celestial esencia.

Porque, oh Rey de la gloria,
Tú eres el que viertes el exhorto poético.
Y se advierte, cuando el viento santo del monte de Sion arrecia,
para predicar hasta lo último de la tierra el sobrenatural Evangelio.

 Necesitamos sabiduria de lo alto, oh Todopoderoso Redentor, 
para traspasar con tu Palabra el corazón del inconverso.
Y hacer, oh Santo de Israel, de tu inconmensurable amor,
el majestuoso santuario que convierta hasta el confín del universo.
                             Paz de Cristo 










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