En tu admirable luz, oh Cristo,
se hizo visible la verdad.
Y no hubo más obscurantismo,
en el alma que creyó en la eternidad.
Mi respuesta, oh Cristo Jesús,
siempre será darte la gloria.
Porque la excelencia de tu luz,
nos da el eterno conocimiento de la victoria.
Nada le es oculto, oh Redentor,
a tu refulgente luz.
De la gracia recibida es el amor,
que derramaste desde la celestial plenitud.
Con tu magnificente luz, oh Sumo Hacedor,
diste visibilidad a la creación.
Y los que tuvieron fe en el Omnipotente Señor,
se dispusieron para salvación.
La sobrebatural luz de lo eterno,
nos permitirá, oh Señor, ver tu sagrada faz.
Para lo cual tendrán que estar escritos nuestros nombres en el cielo,
por habernos guardado en la perfecta santidad.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario