Y es necesario que el Evangelio sea predicado antes a todas las naciones.
Oh Cristo, nos apremia el tiempo ante tu inminente venida.
Necesitados estamos, oh Señor, de tus grandiosas bendiciones,
para evangelizar a toda alma, que en la obscuridad se encuentra sumida.
Oh Rey de reyes, a los que estamos sembrando espiritualidad,
no nos faltan barreras en el camino.
Pero, oh Redentor, tu poder se perfecciona en la debilidad,
para vencer al depravado anticristo.
Aun el Señor Jesús, dijo: Bástate mi gracia,
ante la petición reiterada de seres humanos consagrados, para que fueran de sus demonios despojados.
Nunca fueron limpios de tal inmundicia,
pero en el Espiritu fueron bienaventurados.
La vereda enjuta y escabrosa,
serpentea en el devenir del tiempo.
Oh Cristo Jesús, que el sobrenatural resplandor siempre nos acoja;
porque somos ovejas de tu prado excelso.
Oh Señor de señores, llenos estamos de tu inmensa misericordia,
para combatir al enemigo hasta la muerte.
Tus abnegados siervos predicarán el Evangelio noche y día;
hasta que en un abrir y cerrar de ojos, tu gloriosa venida sea como un relámpago que cruce del oriente al occidente.
Paz de Cristo
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