El estigma de la muerte,
no le revela al ser humano un final de eternidad.
Es más, ciega su mente,
oh Señor, para obviar el conocimiento de la verdad.
Oh Señor Jesucristo, hemos de saber que eres Tú el que nos haces competentes,
y que el don de la fe lo derramas gratuitamente sobre nuestro ser.
Deambularíamos como erráticos seres,
si no contáramos con la gracia recibida para resplandecer.
Desconocemos la obscuridad del Seol;
pero nuestro incierto entendimiento nos descubre su inminencia.
Oh Rey de reyes, ilumina nuestro obscuro corazón con el radiante sol,
para que en tu obra maestra su perfecta luz sea de vivificante excelencia.
En el nombre de Jesús,
hagamos frente a la muerte para que no nos pueda retener.
Y así consigamos la eterna plenitud,
al revestir con santidad a nuestro irreprensible ser.
Tengo fe plena en mi salvación,
oh Todopoderoso Señor.
Fue consumada con tu muerte, sepultura y resurrección,
al llenar el tenebroso abismo del más grandioso y sagrado amor.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario